Enrique, (nombre utilizado para proteger su verdadera
identidad) era un emprendedor incansable; un “combatiente” que le había ganado muchas
batallas a la vida; pero un día, la “gasolina” se le agotó. La “batería” de su
corazón estaba en un 5%. Enrique había perdido el entusiasmo que siempre lo
caracterizó y un día cualquiera, tomó la decisión de cerrar para siempre las
puertas de su negocio que, otrora tenía una proyección inmensa.
La “fatiga del combate” fue un concepto que se acuño en la Primera Guerra Mundial, y hace referencia al estrés que experimentaban los soldados debido a las largas horas de enfrentamientos; que a veces, duraban días, semanas y hasta meses. Se tiene reporte; por ejemplo, que la batalla de Verdún (Francia) inicio el 21 de febrero de 1916 y terminó el 18 de diciembre del mismo año, dejando tras sí una estela de muerte, destrucción y un elevado número de soldados heridos y con secuelas psicológicas en los ejércitos alemanes, por un lado y franceses por el otro, quienes participaron de esa confrontación bélica.
La Batalla de Verdún duró 10 meses.
En mis asesorías, veo con mucha regularidad a emprendedores
como Enrique “batallar” con sus emprendimientos con muchas ganas y coraje; por
ende, también es común ver en algunos de ellos signos de agotamiento, zozobra,
impotencia, indignación, frustración, desidia, desdén, etcétera, que se dan como
resultado de que “las cosas no se están dando”, los colaboradores no están comprometidos,
la “pandemia lo acabó todo”, o simplemente “esto esta duro”. Y si a lo anterior,
se le suman las situaciones personales; entonces, literalmente, el emprendedor está
sentando en un “barril de pólvora”. Expresiones tales como: “Estoy cansado”, “no
aguanto más” y otras de igual o mayor tenor, son señales de alerta que nos
indican que está entrando en la primera etapa de la llamada “fatiga del combate”.
¿Qué hacer en estos casos?
Primeramente, buscar ayuda de un consultor, coach o
formador empresarial que haga un diagnóstico de la situación del
emprendimiento, plantee una solución, desarrolle un plan de mejoramiento e
inicie su ejecución. Acto seguido, se le recomienda al emprendedor tomar un
descanso para que tenga el tiempo de replantear sus prioridades y las de su
emprendimiento. Se le recomienda también, tener unas sesiones coaching gerencial,
para que esta manera se le ayude a desarrollar su inteligencia emocional, para
que situaciones como ésta no lo afecten en el futuro. Y finalmente, “Firmar la
paz” con sus pensamientos, sentimientos y emociones y así ayudarlo a buscar un
equilibrio.
La consultoría es una gran herramienta
La “fatiga del combate” es muy común por estos días
debido al nivel de incertidumbre que ha generado la emergencia sanitaria.
Existen muchas personas que como Enrique están dando una batalla sin cuartel
para salvar sus emprendimientos; pero las están dando solos, en sus propias
fuerzas y con sus propias herramientas.
Te dejo una reflexión final:
“No se es más productivo por trabajar más; Se es más productivo, cuando alcanzas el equilibrio entre mente, cuerpo y espíritu”
Si te gusto el contenido de este articulo déjame tu
comentario. Tu opinión es muy importante para mí. Si hay algo más que se pueda
hacer para ayudar a un emprendedor en esta situación házmelo saber.
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